Escuela italiana del siglo XVIII.“San José con el Niño” y “La Virgen del Rosario”.Pareja de óleos sobre cristal.Presenta desperfectos.Medidas: 36 x 31 cm; 49 x 42,5 cm (marco).Formalmente, esta obra denota cierta influencia del clasicismo romano-boloñés, apreciable en la monumentalidad de las formas y la sensualidad equilibrada, estando dotado las figuras de rostros idealizados y gestos serenos. Representa a San José con el Niño y a la Virgen del Rosario. Hasta la Contrarreforma, lo más común era que la figura de san José permaneciera en un segundo plano, dado que no se le otorgaba ninguna importancia teológica. Sin embargo, a partir de Trento se recuperará su papel protagonista como protector de Jesús durante su infancia, como guía durante sus años de juventud, y como tal se representa aquí. Frente a la ternura, indefensión y candidez de la figura infantil, san José se presenta como un personaje monumental, típicamente barroco, impresión que queda reforzada por la composición piramidal de la imagen. Mediante esta forma de representación, el autor realza visualmente el papel decisivo como protector del padre putativo de Jesús. La iconografía de la Virgen del Rosario se halla directamente relacionada con la figura de santo Domingo. La tradición, surgida a partir del siglo XV, cuenta que la madre de Dios en persona enseñó al santo a rezar el rosario en el año 1208, diciéndole que propagara esta devoción y la utilizara como arma poderosa en contra de los enemigos de la fe. Apareciéndose en la capilla en la que el santo rezaba, sosteniendo un rosario en su mano, le enseñó a recitarlo prometiéndole que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias. Santo Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Efectivamente lo predicó, y con gran éxito, logrando que muchos albingenses volvieran a la fe católica.