Excepcional corona imperial de plata española del siglo XVIII, pieza de orfebrería religiosa finamente trabajada con ricos motivos barrocos en relieve. Esta magnífica corona presenta una elaborada decoración de elementos vegetales, rocallas y volutas típicas del estilo dieciochesco, rematada por una cruz en la parte superior. La pieza se encuentra punzonada, posiblemente por los destacados plateros José Joaquín Dávila e I. Montero, activos en Salamanca a mediados del siglo XVIII. Destaca por su cuidada manufactura con técnicas de repujado, cincelado y calado que demuestran la maestría de los orfebres salmantinos de la época. Conserva su brillo plateado original y todos sus elementos decorativos, incluyendo los aros superiores que simbolizan el poder divino. Una valiosa pieza de colección que representa la excelencia de la platería española tradicional y constituye un importante testimonio del arte litúrgico del periodo.