Escuela andaluza del siglo XIX. Seguidor de BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO (Sevilla, 1617 – Cádiz, 1682).“Purísima Concepción”.Óleo sobre lienzo. Marco del siglo XIX.Presenta perforaciones. Restauraciones. Repintes.Medidas: 207 x 143 cm.; 260 x 194 cm.(marco).Esta pintura trata de versionar con fidelidad iconográfica y formal La Inmaculada del Escorial de Murillo (conservada en el Museo del Prado). La Virgen, caracterizada como una adolescente, bella y virginal, pisa la media luna mientras se eleva hacia los cielos rodeada de querubines en escorzo. Las figuras se integran en la atmósfera vaporosa, entre refulgencias lumínicas. Iconográficamente, el tema de la Concepción se aúna al de la Asunción, aludiendo a la Gloria de María. Este mismo modelo, pero con variaciones, fue aplicado por Murillo en variedad de pinturas marianas, que gozarían de gran popularidad, influyendo a pintores españoles de época barroca y posterior. Cuando Murillo instauró su modelo de Inmaculada, la devoción de la virgen estaba conociendo un gran auge en España. Así, el tema de la Inmaculada Concepción llegó a constituir una de las señas de identidad nacionales de España como país católico. Se trata de uno de los temas más genuinamente locales de la pintura española barroca, dado que nuestro país fue el principal defensor de este misterio, y aquel que luchó con mayor insistencia para convertirlo en dogma de fe. En este contexto, numerosos artistas e intelectuales trabajaron para construir una iconografía clara que ayudara a la difusión de la Inmaculada, reuniendo simbología y fervor popular.